29 de septiembre de 2014

Rutina

Otra vez vuelvo a mi cárcel de cristales, la ciudad que atrapa y que, en vez de proporcionar la libertad que debería, engaña de tal forma que es imposible encontrar un ápice que no se encuentre controlado. Dejo atrás mi libertad, mi gente y mis sentimientos para volver al infierno de la rutina. Siempre pensé que un cambio lo sería todo, pero solo me ha llevado a ver que no es así,  la verdad me ha golpeado de golpe, duramente. 


Me he enamorado sí,  no solo de una persona, sino también de un lugar, de un modo de vida, de unas canciones... Lo duro está en dejarlo ir ahora y esperar hasta poder volver. Las lágrimas afloran sin necesidad de pensar mucho o forzarlas. Echo todo esto de menos, me gustaría volver, pero hay que seguir,  como siempre,  hay que ser fuertes y esperar,  pronto dará su resultado,  espero.

1 de septiembre de 2014

Verdadero yo.

Su rostro demacrado mostraba señales de todo aquello que había pasado cuando aún era joven. Un tiempo que se planteaba lejano,  pero que no debía haber tenido lugar demasiado tiempo atrás.  Conocido de sobra era que las apariencias engañan y aquella mujer, delgada, arrugada por la experiencia o tal vez el sufrimiento,  no superaba los 35 años; eso sí,  había vivido más que ninguno, sobre todo que cualquiera de los allí presentes. Nadie se atrevió a preguntar nada. Un simple gesto podía ser considerado como una grave falta de educación o, tal vez,  como una amenaza. No les convenía incumplir las órdenes que se les había encomendado desde arriba, pero todos sentían curiosidad por esa mujer, por sus costumbres, su forma, su vida... Todo esto era diferente. Él no pudo dejar de preguntar, quizás el más joven, el más inexperto, el más curioso... 

-¿Quién eres?

-Soy aquella persona que me hicieron, una mezcla entre genes y comportamiento.-La mujer no dudó un segundo, no era la primera vez que se enfrentaba a la pregunta y sabía que su respuesta sería su pase de libertad, nadie llegaba a soportarla.- Supongo que soy aquella persona que los demás me han ido haciendo, una mezcla de experiencias y sensibilidad, alguien que nadie, ni yo misma, entiendo. Eso es, en definitiva, ser persona.


La respuesta surtió el efecto necesario, la liberaron y otra cicatriz se unió a sus experiencias, nadie soportaba el dolor de las palabras, todavía no había nadie verdaderamente capaz de enfrentarse a uno mismo, de saber lo que era.

Un pasado muy presente

Siento su silencio como si fuesen dentelladas causadas por un lobo hambriento. No sé cuál fue la primera causa de su mutismo, pero sé que algo cambió en cuanto lo supo; aunque no lo admitiese. Éramos algo más que dos personas ansiosas por conocernos, éramos suficientemente jóvenes, inocentes, como para descuidar aquello que teníamos por intentar un imposible. Supe que nada saldría de ahí en cuanto lo vi, sin embargo me callé lo bastante como para hacer pensar lo contrario. Nos tuvimos el uno al otro un tiempo, pudimos probar sin hacerlo y, de repente, silencio.

¿Quién entiende algo? ¿Borramos un pasado inconcluso para volver a empezar?


No quiero su mutismo, así que solo queda esperar, supongo. Quizás vuelva a empezar.

¿Nostalgia?

Una nube de imágenes cubre la desazón. Se queda atrás, lejos de mi vista,  fuera de ese alcance al que, hasta hoy, yo tenía acceso; está en un lugar al que solo puedo acceder con mi memoria o, tal vez, también con mi imaginación. Todos los momentos pasados, los lugares visitados, la gente conocida... todo pasa a una velocidad inexplicable y me rodea, como si no quisiera dejarme escapar. Veo mis días de atrás,  lo bueno y lo malo; y deseo volver a ellos aunque sepa que lo que me espera no tiene por qué ser peor, quizás incluso pueda igualar en calidad. Sé que nada va a ser igual, pero nada lo es en sí.  Las cosas cambian, evolucionan, e incluso de un día a otro nada es lo mismo. Sin embargo, una sonrisa es capaz de sacarme de mi ensimismamiento,  sus dulces palabras me ayudan a volver a la realidad, y aunque quiero soltar algunas lágrimas sé que pronto volveré a este lugar que se me plantea onírico y, por ello, pretendo aprovechar este tiempo intermedio,  hacer de él lo más eficaz posible,  lo suficiente para a la hora de volver,  saber que me he probado lo necesario como para merecerme disfrutar de nuevo en este lugar donde los placeres se plantean eternos aunque, en sí,  sigan siendo efímeros.