11 de febrero de 2017

Blancas y negras.

Decisiones, qué bonita palabra y qué gran cantidad de consecuencias pueden conllevar... Pero bueno, empecemos por el principio, vamos a dejar de lado esta vez mi tan querido in media res. ¿Qué son las decisiones? 
El Diccionario de la Lengua Española nos da dos acepciones para esta palabra: 
  • f. Determinación, resolución que se toma o se da en una cosa dudosa. 
  • f. Firmeza de carácter.

La verdad es que yo no sabría definir el término, pero sí que sé que aquello que decidas te acompañará e incluso condicionará de por vida, que hay decisiones y contradecisiones y es el conjunto lo que nos hace ser quien somos. Desde mi punto de vista, arrepentirse de ciertas decisiones tomadas es lo más natural, ya que cuando nos encontramos ante una disyuntiva generalmente no sabemos qué es lo correcto y qué no, porque aunque con el tiempo nos parezca obvio, no siempre las cosas fueron tan fáciles. Sin embargo, este arrepentimiento no es algo que, como a muchos, nos deba atormentar de por vida ya que, de forma general, no podemos arreglar aquello en que se ha errado, sino que debe servirnos para intentar evitar posibles errores similares en un futuro porque sí, todos sabemos que a veces nos encariñamos demasiado con la piedra de tanto tropezar... 

En fin, la verdad es que yo solo venía a hablar de la amistad, pero en mi caso la amistad cada vez va más ligada a las decisiones y no quería dejar pasar la oportunidad de escribir una breve introducción sobre el tema. 

Sabéis, en realidad mi vida está dispuesta en forma de partida de ajedrez en la que yo juego con las blancas, perdiendo tiempo y las decisiones erróneas de mi vida con las negras, apenas desperdiciándolo. Últimamente no paso por buenos momentos, a todo el mundo le puede pasar, ¿no? En la vida se juntan temas económicos, de salud, familiares y un largo etcétera, pero cuando algo va mal siempre esperas tener a alguien, amigos o familia, en quien poder apoyarte y con quien salir, pasito a pasito, de ese lugar a veces un tanto etéreo en el que te encuentras. 



La gente dice que los amigos no se eligen, yo digo que aunque es obvio que no vas a ir obligando a nadie a tener contigo una relación de amistad, esta no solo depende de las casualidades, sino también de cómo la cuides y, en cierto modo, de las decisiones que tomes, de tus elecciones. El problema está en que a veces esos que se hacen llamar amigos no lo son tanto como predican y en esos momentos antes mencionados de necesidad, simplemente desaparecen, que puede que estén en una, en dos o en tres, pero que a la cuarta ya no estarán... Desafortunadamente, estos juegan con las piezas de las decisiones y son más abundantes en muchas vidas que los amigos de verdad y, a veces, cuesta tanto diferenciarlos que de ellos te llevas los mayores golpes. Muchas veces estas personas te demuestran su cariño durante un tiempo y luego, así sin más, encuentran a alguien a quien necesitan más que a ti y parece que eres tú el que desapareces... Es aquí donde confluyen o colisionan, si queremos hablar con algo más de propiedad, amistad e interés, personas que buscan siempre el bien propio frente al de los demás y que a veces, en estos momentos de debilidad, buscan destacar. No necesitáis grandes ejemplos... ¿Quién no ha tenido en su vida a esa persona que solo hablaba cuando tenía necesidad de algo: apuntes, dinero, fotos... cualquier cosa, en serio (y remarco el solo, que quede claro)? ¿Quién no se ha encontrado con personas que se quejan de que nunca habláis pero luego no es capaz de iniciar una conversación normal contigo en meses? ¿Quién no se ha encontrado con alguien que cuando te encuentras mal lleva todo a su terreno haciéndote entrever que él está ante algo peor? ¿Quién? 

En fin, parece difícil encontrar a un amigo que verdaderamente valore la amistad por encima de todo lo demás, pero afortunadamente aún existen este tipo de personas, personas que realmente valen oro y por las que sí merece la pena el haberse dado mil golpes, porque son personas que te curan a veces hasta sin querer. La verdad, estoy cansada de hostias, de chocarme de frente con la falsedad real de la gente, con lo que algunos son en realidad, pero todos estos tropiezos merecen la pena por esas personas que demuestran que al buscar su bien buscan el tuyo y que darían la cara por ti aun sin esperarlo. Así que recuerda, estas personas son las realmente importantes, las que si están en tu vida es por algo, no te frustres por los demás, piensa en ti mismo y en quien verdaderamente te rodea, prometo que merecerá la pena.



A esas personas especiales que estáis en mi vida, que de alguna forma habéis entrado en ella y me habéis demostrado qué es la amistad, gracias, esto es por vosotros, sois increíblemente grandes.

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