Yo no supe ser
fuerte si tú no estabas a mi lado, rehuía los problemas y me negaba a mí misma
que al igual que otros en las dro
gas, yo había caído en ti. Tú eras mi
obsesión, mi locura, mis ganas de perderme hasta los Madrid-Barça si la
recompensa era pasar un simple rato a tu lado.
Tú me has roto, me has roto en mil pedazos cortantes,
pero también has arreglado cada esquina para que no me hiciese daño yo misma
con ellos. Eres una contradicción en toda regla, un ángel y un demonio y, a
pesar de todo, nunca fuiste para mí lo que yo quise que fueras.
Me dolías tú y me dolía yo. No hubo nada más doloroso
que el primer “adiós” que, a pesar de ser tan solo un “hasta luego” hizo que
los días pasasen lentos y las semanas aún más largas. Cada vez que te ibas me
moría por volverte a ver, te imaginaba, te creía a ti en la cara de todas esas
personas desconocidas que pasean por las calles de Madrid, te soñaba… Y luego
te volvía a ver y a pesar de no haber pasado ni un mes suspiraba por un abrazo
que me cortase la respiración sabiendo que, aunque nunca llegaría, siempre me
quedarían esos dos besos que me dabas casi por obligación, casi sin querer. La
historia se repetía, tú te ibas y yo me quebraba pero siempre me quedaba,
pensando que Madrid es más bonita cuando las Navidades se pasan escuchando
historias a tu lado. Eras tú y eso, eso me era suficiente.
El tiempo ha pasado, ahora creo ser fuerte, ya no te
pienso como antes ni me dueles de la misma forma, pero aún me toco las
cicatrices de este corazón que tantas veces ha sufrido cuando alguien te
menciona. No estoy rota, solo herida, pero todas las heridas curan si se cuidan
como el alma. Ahora solo me falta conseguir que esto que late en mi pecho y que
se empeñan en llamar corazón no retumbe cuando hablas.
Cada uno ha seguido adelante, ya no existen las
confesiones inoportunas ni las palabras incómodas, cada uno ha rehecho su vida
y a pesar de que a veces me mata he conseguido que ese abrazo con que tantas
veces soñé enamorada sea solo un paso más en esta relación de confianza.
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