Yo solo quiero darle las gracias al
tiempo…
Enamorarse es inevitable. Las cosas vienen cuando
vienen, hay cosas que esperamos y otras que no. Se suele decir que el tiempo
pone todo en su lugar y, desde la experiencia, creo que empiezo a poder decir
que así es. Uno puede intentar olvidar a alguien durante meses y más meses, de
una forma u otra, pero no será hasta que no nos lo esperemos que esto pasará,
olvidaremos, daremos las oportunidades que hasta ahora hemos dejado pasar
gustosamente a las nuevas experiencias que tanto tiempo llevan intentando
entrar en nuestra vida y, quizás, hasta seamos más felices.
Pese a todo, no voy a negar que hay personas que dejan
más huella que otras, que hay experiencias que te llenan más y otras que te
dejan totalmente vacío y roto por dentro, pero de todo se sale. Conozco
sobradamente esa sensación de sentirse lo peor del mundo, lo más abajo posible
dentro de la escala social; he tenido las emociones a flor de piel una y otra
vez durante meses, qué digo meses, años; he tenido en una persona mi más
peligrosa droga hasta el punto de depender de ella tanto como para en su
ausencia sentirme perdida; pero también he salido, también he dejado esa
dependencia de lado y he conseguido empezar a creer en mí misma, no siempre,
pero sí de vez en cuando, poco a poco y, como yo, cualquiera podría salir.
Esta vez quiero dar las gracias al tiempo, darle las
gracias por enseñarme, por hacer que poco a poco las cosas dejen de doler,
aunque cueste lo impensable; darle las gracias por enseñarme a confiar, tanto
en mí como en la gente; darle las gracias por poner en mi camino a gente
increíble y por apartar de él a quienes no aportaban nada positivo, porque la
vida no es solo dar, que también es recibir; darle las gracias por enseñarme a
enfrentar los problemas de otra forma, con más paciencia que arte y más
esfuerzo que ganas; en fin, solo quiero darle las gracias al tiempo por poner
las cosas en su lugar y a mí con ellas.
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