10 de marzo de 2018

Partes de entropía.

'She's got bite marks on her tongue from all the things she never said'
Soy una persona que tiende a darle vueltas a las cosas incluso cuando son de lo más nimio posible. Conversaciones espontáneas de andén en andén, fragmentos de canción en el vagón, palabras sueltas, arte inacabado, artistas y no tan artistas... Todo me hace volar y ensimismarme, perder la conciencia del quién soy y pensar en nada y, a la vez, en todo. 

Nunca he sido una persona a la que le agradara llamar la atención, pero en muchas ocasiones por distintas razones la acababa llamando y, a veces, no para bien. He llegado a ser una persona conflictiva por mi genio, por no callarme las cosas y decirlas como las pienso pero, ¿y qué? Si cada uno está hecho de una forma y solo uno mismo puede decidir quién ser. 
Conflictos, al final todos los somos y los creamos. Partes de entropía, precioso desorden y caos.

Me gusta recrearme en mi caos, solo de vez en cuando, pero me gusta hacerlo. Creo que todos deberíamos, aunque solo fuera para saber cómo ponernos en orden de nuevo, si es que eso fuera posible, la verdad.




Llevo unos días siendo desorden, desorden en todas sus expresiones. He acabado con prejuicios y etiquetas y, a ratos, solo a ratos, he empezado a querer ser. Hace unos meses me hundía cuando me dijeron que, quizás, tendría que plantearme seguir haciendo ciertas cosas, cosas que me han dado vida durante demasiado tiempo. A día de hoy tengo esperanzas puestas en que el esfuerzo dé resultado y al final no sea tan malo aquello que estoy creando. En este último mes, quizás algo más, ha llegado gente a mi vida que me ha hecho (incluso sin ser consciente de ello, probablemente ninguno lo sea) muy muy feliz, me ha hecho luchar por algo e incluso me ha dado algo por lo que luchar cuando creía que eso ya no existía. Sin dar nombres, el otro día consiguieron hacerme llorar de emoción haciendo algo que debido a ciertos prejuicios había dejado de hacer y, de verdad, no sabéis lo bien que sienta. Ojalá todos consigamos emocionarnos algún día por ser capaces de hacer algo que no mucho antes veíamos imposible, quizás eso nos hiciese ver que, en realidad, podemos ser todo aquello que intentemos ser o, al menos, intentarlo.
Recuerdo que de pequeña quise ser bailarina, pero me decían que el arte no era lo mío. Recuerdo haber empezado en ajedrez "porque necesita algo para aprender a concentrarse y no ser tan nerviosa" (acabé siendo la única chica que competía a pesar de que nunca nadie creyó en que podría hacerlo). Recuerdo haber empezado a pintar porque "tienes que aprender a pintar, repítelo otra vez" era algo frecuente en mi día a día. Recuerdo haber empezado el volley siendo apenas una cría y ver cómo me dejaban de lado en alguna explicación porque "con tu estatura no puedes estar a la altura"... Y así podría poner cientos de ejemplos del "no podrás" que tanto he escuchado en mi vida y, qué queréis que os diga, quizás ninguna de estas cosas sea o haya sido lo mío, pero todo no podrás ha sido un prejuicio. A día de hoy, apenas hago alguna de las cosas que antes he descrito, pero siempre que lo hago lo disfruto porque he sido yo quien lo ha decidido. Quizás no triunfe, quizás sí, pero nadie te da el derecho a decidir sobre mí. No hay imposibles frecuentes, solo improbables normales, aquellos a los que muchas veces nos da miedo enfrentarnos pero que, si lo hiciésemos, quizás seríamos mejores de aquellos que nos frenaron (incluso si nos frenamos nosotros mismos).

Creo que todo este pequeño texto ha sido un caos, un caos acorde a mí y a quien he sido y sigo siendo, pero espero que se entienda y que nos haga tentar improbables y, sobre todo, no frenar a quienes lo intentan. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario