Hace un par de días en
una encuesta de Twitter pregunté
sobre qué queríais que escribiese en el próximo artículo (es decir, en este) y
de entre las cuatro opciones que expuse la que obtuvo más representación fue la
felicidad. Puede que alguno de los
que contestasteis a esa encuesta os encontréis ahora aquí, así que, lo primero,
bienvenidos y sabed que votaseis lo que votaseis todos los temas van a salir o
en este o en artículos futuros. En fin, volviendo a lo que nos atañe, el tema
de la felicidad lo toqué relativamente a fondo en un artículo de mediados del
2016 titulado “¿Feliz?” (https://escribiendopedacitos.blogspot.com.es/2016/05/feliz.html),
por lo que el concepto como tal y ciertos aspectos de ella están en este
recogidos y no he querido repetirlos. Una
vez expuesto esto, empezamos…
“Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres”.- Antoine de Saint-Exupéry. El principito.
Felicidad,
nueve letras y qué compleja. Nadie sabe a ciencia cierta qué es la felicidad,
ni cómo se consigue, bueno, sí, con cosas, personas, razonamientos… que te
hagan feliz, pero, ¿qué es ser feliz? La felicidad es un concepto totalmente
individual, puede que tú seas perfectamente feliz estudiando matemáticas y a mí
me amargue hasta el punto de necesitar tenerlas lejos de mi vista o no, puede
que a ambos nos guste hacerlo y este simple hecho nos haga felices. Lo que
quiero decir es que si no puedo hablar de felicidad y pretender que sea igual
para todos, no sabéis lo difícil que es escribir sobre ella…
Muchas veces, cuando voy
caminando ensimismada en mis pensamientos por la calle y especialmente si son
calles concurridas, me intento fijar en la gente, en sus caras y sus gestos y
me pregunto si serán felices o si solo llevan una careta detrás de las que se
esconden. La verdad, no sabéis la de sorpresas que os podéis llevar fijándoos solo
en eso.
¿Qué es para mí la
felicidad? La verdad, no lo sé, creo que es todo aquello que te llena, que te
sientes cómodo haciendo o junto a quien estás a gusto, pero también me gusta
distinguir entre felicidad materialista y felicidad puramente moral. Creo que
por el simple hecho de hacer esta distinción muchos de vosotros pensaréis en la
frase “el dinero no da la felicidad” y vale, quizás sea cierto, pero yo sigo
pensando que ayuda y que todo lo asociado a lo material es un tipo de
felicidad, quizás ligeramente distinto al resto, que también está ahí aunque
puede, por supuesto, que para vosotros esto solo sea una alegría temporal y no
felicidad, aquí ya como cada uno entienda el concepto.
Por otro lado, la
felicidad que depende en gran medida exclusivamente de nosotros mismos y
nuestras relaciones con las personas es la que denomino puramente moral: las
emociones que sentimos al estar junto a nuestros amigos, los juegos, las
anécdotas… Todo esto son pequeños granos de arena que conforman la montaña de
la felicidad, pero también lo son los paseos que te das para relajarte, las
endorfinas que se generan al practicar un deporte, estudiar aquello que te
guste (aunque a veces esto tenga que ir ligado al tema económico y por tanto
mezcle un poco de ambos tipos de felicidad) o incluso el simple hecho de tener
un poco de tiempo para ti mismo porque, para mí, una de las principales causas
de la tristeza o “ausencia de felicidad” es el carecer de un tiempo para
dedicarme exclusivamente a mí y, si es necesario, no hacer nada.
Tiovivo de Plaza de Oriente, Madrid. |
No sé, creo que después
de tanto pensarlo sigo sin tener absolutamente nada claro, la felicidad es un
concepto complicado y si hablamos de la emoción, ya ni os puedo hablar de su
complejidad. Todos tenemos algo o alguien que nos hace felices, pero está claro
que cada uno elegirá el qué, que a pesar de parecer “objetivos” comunes la
felicidad no es algo que se elija, o se busque (a pesar del título de la
película de Will Smith), sino que simplemente llega y nos corresponde a nosotros
entenderla, saber que sí, que esa sensación tan agradable que sentimos es que
estamos siendo felices y eso significa que, sea lo que sea, merecerá la pena.
NOTA: A partir de hoy intentaré escribir en este blog una vez a la semana aunque por motivos de estudios o actividades no siempre será posible. Espero que os guste y si es la primera vez que os pasáis por aquí sed más que bienvenidos. Un abrazo, Annie.