24 de marzo de 2019

De vuelta.

Hace casi un año que dejé de escribir en el blog para centrarme más en escribir para mí. No escribía aquí desde abril del 18, lo dicho, casi un año y recuerdo que la última vez que lo hice fue resultado de un caos emocional que había sufrido no mucho antes. Antes me gustaba "dedicar" esta serie de textos, quizás alguno incluso conozca el porqué de todo, por qué me dedico a escribir de vez en cuando. 

Desde que volvimos en enero, todo han sido emociones, no hay día que no haya tenido las emociones a flor de piel y simplemente me haya dedicado a ser yo. Me he vuelto a alejar de los que eran mis amigos, como siempre. He dejado de lado a las personas que me habían acompañado estos dos últimos años, me he cerrado en mí. Me cuesta, me cuesta mucho abrirme y dejarme querer. Qué voy a decir, si soy una persona que es incapaz de mirar a los ojos porque me da vergüenza, porque me da la timidez (aparte, si te miro a los ojos considérate una persona afortunada, debo de quererte bastante, pero bueno, que si estás leyendo esto prácticamente seguro perteneces a este grupo), porque me pongo tremendamente roja (sí, esto más de una vez a llevado a confusión)... 

He puesto punto y aparte a varias amistades en estos casi 3 meses de año, y punto final también a alguna que otra. Quizás me haya vuelto mucho menos tolerante, quizás necesite estar sola para descubrir quién coño soy, que no estaría mal, la verdad, así camino de los 22. 

Día a día tengo ganas de llorar, quizás sin mucho sentido, pero con la imperiosa necesidad de hacerlo, de liberarme y dejar todo de lado por unos segundos. Creo que todos nos hemos sentido así alguna vez, con esta tremenda necesidad de dejarnos ir, así sin más y no está de más hacerlo de vez en cuando, la verdad. 

Me refugio en la música, en ir descubriendo canciones nuevas, quizás incluso estilos, o redescubrirlos, quién le iba a decir a mi yo de 14 años que volvería a estar escuchando música electrónica, concretamente al hardstyle o al hardcore, o a mi yo de hace un par de años que escucharía soul con una cesante inquietud. Escucho música todo el tiempo que puedo, canto a todo pulmón para evitar llorar e incluso lloro con todas las fuerzas del mundo cuando me emociono con una "simple" canción. 

La música me saca del pozo en el que me veo excesivamente a menudo, pero también lo hace ese par de personas que, a pesar de conocer cómo soy, entender mi tendencia a alejarme, siguen ahí, me hacen reír y me demuestran que no todo está perdido, que yo no lo estoy. Tengo infinita suerte de que estas personas me rodeen, de que día a día me apoyen y me corrijan cuando la que la caga soy yo. 

¿Alguna vez os habéis parado a pensar en quién está ahí para vosotros? Pero estar de verdad, cuando lo necesitéis, ¿quién os va a dar la mano y esa palmadita en el hombro que necesitáis? Son esas personas que cuando lleváis un par de días sin hacer acto de presencia os preguntan si va todo bien, personas que cuando necesitáis tiempo os lo dan, pero dejando saber que, con cualquier cosa que necesitéis, van a estar ahí... Esas personas, para mí, tienen un poquito de magia en sí y nunca, nunca, nunca deberían perderla, porque si la pierden, se pierden en sí. 

En fin, puede que ahora esté algo rota, que mis pedazos me corten (y corten a quien trata de juntarlos), pero estoy infinitamente agradecida a las personas que están, que intentan recomponerme y que son esa mano que, aun saliendo dañada, se tiende con el fin de levantarme, así, sin más, sin pedir nada a cambio más que un cariño que siempre, siempre, siempre estará ahí. 

Gracias, por ser, por estar. 

https://youtu.be/rFcV76Oz2Tk (Won't Hold Me Down (Gravity)- Brennan Heart ft. Trevor Guthrie)