10 de julio de 2017

Sol(edad).

"No digas que me necesitas cuando te vas y me dejas sola otra vez"
Llegaste de casualidad y parece que has querido quedarte. Soy horrible a la hora de conocer a alguien, al principio me ilusiono como un crío a la hora de abrir los regalos de reyes y luego me aparto, me decepciono y vuelvo a ser yo misma con mis pensamientos. Lo admito, sí, me cuesta abrirme y, a la vez, soy una persona con facilidad para hablar con la gente, al menos al principio. Se dice que los principios son complicados, pero no hay intermedio o final en el que no la cague, siempre por miedo. 

Este año me he reafirmado en "eliminar" a la gente tóxica de mi vida, pero aun así he dado demasiadas segundas oportunidades, o terceras, si hablásemos con propiedad. Durante este año también he conocido a personas que se han hecho verdaderamente importantes para mí, dos o tres, tampoco os creáis que muchas más y sí, ha aparecido el miedo a perderlas. Puede parecer una tontería, pero a lo largo de mi vida me he visto sola en más situaciones de las que puedo contar de memoria y he llegado a pensar que no estoy hecha para esto de la amistad; aparto a la gente de mi vida, me agobio e intento evitar que luchen por mí porque, desde mi punto de vista, no merece la pena. 

Hace un par de años descubrí que había personas dispuestas a quedarse, que habiendo visto lo peor de mí iban a luchar igual, que iban a seguir a mi lado. Estas personas me demostraron qué era la amistad y aunque sigo teniéndole respeto a lucha por alguien, he aprendido que en ocasiones merece la pena, que a pesar de darte el golpe mil y una veces, te puedes levantar otras tantas y, si no, te ayudarán a levantarte. 

Creo que es el momento perfecto para luchar por ti, para intentarlo antes de que sea demasiado tarde y el miedo vuelva, miedo a que te acerques demasiado a cómo soy en realidad y al final huyas, dejándome sola y con más dolor que ganas. No me dejes cancelar los planes, oblígame a seguirlos y a buscar otros nuevos, no me dejes en casa, sola de nuevo, con mi miedo; he huido demasiadas veces de mí misma por miedo a que se alejen de mí, he cancelado planes de los que tenía ganas, me he quedado en casa días y días totalmente sola, conmigo misma y lo que pienso, muriéndome por dentro. Me he esforzado, lo prometo, ahora de cada veinte planes te cancelo quince, pero al menos voy a cinco porque te quiero conocer, quiero perder el miedo a confiar en alguien y que sea más efímero que lo que sentí por él, o que siento, nunca lo sabré. He aprendido a creer en mí y quizás, solo quizás, haya ganado un poquito de autoestima y por ello soy capaz de decírtelo así, porque a través de una pantalla, sin vernos, siempre fue más fácil, pero es hora de salir, enfrentarse a una realidad en la que yo soy alguien más, una persona que quiere confiar y no escapar, querer y no temer, reír y no llorar. En cierta forma, esto es un grito a la libertad, a permitirme ser quien soy y sí, seguir teniendo miedo, pero un miedo razonable. Quiero conocerte, permitirme confiar y, si decides seguir a mi lado, dar lo mejor que tengo para demostrarte que me importas. Gracias por permitirme entenderlo, por darme la fuerza y las ganas para intentarlo. Que nadie nos frene, seamos quiénes seamos, mejor ser uno mismo.